Quiero abordar este tema haciendo una pregunta, ¿A quien le gusta perder?. Entre los diversos juegos, podemos aludir en primer lugar a los educativos, que suponen un desarrollo, sin apenas esfuerzo, de las capacidades y destrezas del niño y, al mismo tiempo,le ayudan a confiar en sus posibilidades. En este campo, la oferta pedagógica ha experimentado notables mejoras y vale la pena aprovecharla al máximo.
Una función importante en el crecimiento del niño corresponde al juego con otras personas y, muy en particular, con niños como él. Los juegos pedagogicos pueden realizarse individualmente, mientras que los asociativos dan lugar al desarrollo de relaciones, que preparan para la vida en común.
En los juegos de competición, conviene aprovechar la existencia de reglas, para fomentar la honradez y la justicia, y la victoria o la derrota, para inculcar la grandeza de animo, que consiste en saber ganar y saber perder. Aun cuando a primera vista pueda no parecerlo, es mas laborioso aprender a ganar, porque la lógica complacencia en el éxito es difícil de separar del orgullo y la vanidad, que provocan importante distorsiones en la valoración de uno mismo y de los demás.
Saber perder significa, sobre todo, evitar las excusas, reconocer los méritos del competidor, y no caer en el desanimo.
Para proporcionar alegría y diversión a todos los participantes se debe tener en cuenta:
- La diversión es mas importante que el éxito.
- ¡Saber perder forma parte del juego!
- La igualdad de oportunidades hace que el juego sea atractivo y emocionante.
- Todos deben tomar parte en ellos.
- No le des siempre todo lo que pida Simplemente para tenerle contento y no oír sus gritos y lamentos. Establecer límites en su vida diaria y que se acostumbre de vez en cuando a escuchar un “no” le ayudará a no enfadarse cuando lo oiga en boca de sus amigos.
- Enséñale con tu ejemplo. Si le dices que lo importante es participar y pasar un buen rato y que no hay que enfadarse cuando se pierde, y luego ve a su padre gritar como un loco delante del televisor mientras ve perder a su equipo de fútbol, difícilmente te hará caso.
- También debe saber ganar y no alardear de su victoria ni humillar y ridiculizar al perdedor, puede ser que algún día le paguen con la misma moneda.
- Explícale lo que puede ocurrir si se enfada al perder. Lo más probable es que acabe cayendo mal a los otros niños y que ninguno quiera jugar con él.
- Cuando veas algún espectáculo deportivo con él, incúlcale que los rivales no son enemigos y pasar un buen rato es más importante que ganar.
- Se le debe enseñar a jugar limpio. Hay que establecer reglas y respetarlas, por eso si son pequeños no debe haber muchas. Además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa.




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